Vivimos una época sin brújula, cuando la improvisación puede ser de vital importancia. Acepto que no nos podemos tomar el tiempo de los grandes pensadores para elaborar nuevas ideas, la velocidad es una variable claramente afectada pero no dejemos que afecte la calidad de nuestras ideas.
Los grandes maestros del teatro cuando trabajan la improvisación, exploran y desarrollan habilidades tales que el actor pueda con velocidad leer el contexto de la escena, entrar en sintonía con la audiencia y elaborar un libreto que haga sentido. Trabaja entonces sobre las emociones y los cinco sentidos de sus actores-improvisadores. Para poder improvisar necesitas estar en atención plena con el contexto, escuchar no solamente oír, mirar no simplemente ver. Entender -sin prejuicios- el contexto y a quienes lo habitan, para reaccionar de manera efectiva con plasticidad y efectividad en las respuestas. Es fácil seguir el libreto, el buen actor resulta … un gran improvisador.
Ya está estudiado de pandemias anteriores, que los cambios producidos durante ellas no son casuales o novedosos. Sucede que ya son temáticas en curso dentro de ese país, sociedad, comunidad o individuo. Lo que hace la pandemia es acelerar esos cambios porque ocurre que las audiencias “bajan sus resistencias” y lo que antes parecía imposible de suceder ahora «como por arte de magia» sucede. Ya sabemos, entonces que todos saldremos transformados. Pero entonces a dónde está el desafío para que el cambio sea genuino … simplemente pero tan difícil será SOSTENERLO luego de la pandemia.
Sintonizar para conectar: cuando solo nos queda la mirada …
PRIMER RETO!
Te pusiste a pensar que los tapa boca sirven para cuidar a los otros? Cuídate, cuídanos, úsalo pero no te calles, háblame!
Es muy importante poner en palabras todo lo que estás sintiendo. El distanciamiento es físico NO SOCIAL. Expande tus redes y no te permitas que pase ni un día sin haber conversado con alguien.
Las personas con alta inteligencia emocional son las que tienen una sintonía profunda con aquello que siente su cuerpo: sensaciones y sentimientos. Advertir esas pequeñas señales: tu respiración, tu pulso, el ritmo de tu corazón, la tensión de tus músculos… tu cuerpo habla… escúchalo.
Poder entrar en sintonía con las emociones es el primer paso para poder administrarlas de manera inteligente. Así estás reconociendo qué te fortalece y qué te debilita en este contexto de alta incertidumbre.
Nadie dijo que es fácil pero vale la pena intentarlo. La buena noticia es que puedes aprender y desarrollar tu habilidad para sintonizar con tu cuerpo y tu corazón. Cuando escuchas decir –no dejes que te dominen las emociones- ya es tarde. Si estás siendo dominando por ellas es porque no supiste reconocerlas a tiempo. Entonces el primer desafío que tienes por delante es trabajar en el auto-conocimiento de tus emociones. Claramente no es posible dominar o poner inteligencia sobre algo que no adviertes como primera instancia de su existencia.
Es por ello que todas las propuestas en la línea de la meditación o la atención plena, han cobrado en estos tiempos relevancia. En tanto dichas metodologías nos generan espacios para entrar en sintonía con nosotros mismos. Todas las herramientas son valiosas, lo importante es que elijas la que va con tu estilo y te sientes más cómodo o si eres de los que se animan a tomar caminos totalmente diferentes a su estilo desafiándote pues, adelante!
SEGUNDO RETO
Así como sintonizas con tus propias emociones, como efecto colateral capitaliza este aprendizaje para sintonizar con las emociones de los demás aunque con un abordaje radicalmente diferente: debes descentrarte y ponerte en el lugar del otro para sentir lo que el otro está sintiendo.
Aquí se hace importante –LA MIRADA– para advertir qué le está pasando al otro. Es vital que lo mires a los ojos, por qué dejamos de mirarnos? Cobra mayor relevancia que escuches su respiración, que observes el color de su piel, hasta su pulso cuando late, tal vez evidentemente acelerando y visible a través de su piel. Todo el cuerpo habla, hay que saber escucharlo también con la mirada.
No quiero ser metafórica sino literal en lo que te digo aquí, estoy convencida que todo comunica, no necesariamente la palabra. Reconocidos teóricos sobre la comunicación expresan la imposibilidad de NO COMUNICAR, TODO COMUNICA. Todo te dice algo, entonces en esta época de sensibilidad «en carne viva» busca y si es necesario descifra esos mensajes.
Empieza por casa, por tus afectos más cercanos y ve abriendo tu círculo. Puede pasar en casa o cuando vuelvas a la oficina, que el tapa-boca o lo que el protocolo indique en tu organización, te distancie y te aleje de poder lograr esta conexión. Seguramente la urgencia por el negocio le gane a lo importante, el lado humano de quienes tienen que llevar adelante los procesos y las responsabilidades del negocio, no te rindas!
Posiblemente sientas miedos, angustias, tengas más preguntas que respuestas y transites por muchos grises. Seguramente sientas en más de una ocasión el famoso “nudo en la garganta” como imposibilidad de dejar salir las palabras, porque no entendemos lo que nos pasa o lo qué le pasa al otro que la pandemia lo cambió… porque todos cambiamos.
RETO FINAL
Entonces tu reto final es dejar salir con LA PALABRA, no callarse y a través del tapa-boca DECIR y hacerte escuchar. Y por qué es importante hablar, eso que al extrovertido le sale más naturalmente y que el introvertido percibe, en algún punto, como sufrimiento porque no le sale!
Si has superado los retos anteriores identificando tus emociones y las de tus semejantes, identificar cuáles requieren de su dominio deliberado porque están ocasionándote problemas concretos en ti mismo o en tu mundo de relaciones, resulta vital. Y como líder de equipo poder gestionar las emociones de otros como facilitador para que el equipo funcione. Ser un líder y no un jefe, entre otras cosas implica mirar el lado humano de tus colaboradores trascendiendo la mirada de «recursos» humanos.
Qué nos diferencia del reino animal: la capacidad simbólica. Es importante entonces que puedas verbalizar tus emociones, sobre todo aquellas que obnubilan tu capacidad para razonar y restan a la hora de aprender, tomar decisiones y vincularte de manera saludable con los otros.
¿Y qué pasa cuando no salen las palabras? Busca formas para expresar tus sentimientos de manera simbólica, por ejemplo a través del arte: música, poesía, pintura, teatro… Todo vale si permite que te expreses, hasta la actividad física hace que la comunicación sea con tu cuerpo: baila, corre, nada; pero busca la forma de expresarte, de liberar eso que posiblemente te angustia y te oprime el pecho. Porque cuando las emociones no encuentran una vía de expresión dañan el cuerpo y ese corazón … se rompe, cuídalo!
No te quedes solo, son las redes las que te salvan en este contexto de alta incertidumbre. Amígate con la tecnología y anímate a traspasar las pantallas. El desafío resulta cómo captar la escucha y llegar a sintonizar las emociones.
Sí, es posible la conexión emocional a través de la fría pantalla o no te reíste o emocionaste con alguna película? Entonces trabaja en tus habilidades de observación y comunicación. Profundiza la mirada y la escucha, el tono de voz de los otros en tus video llamadas y el contenido de «tus y sus» palabras, cómo se vistió, que escenario armó para dejar ver en tu pantalla. Todo te está comunicando, el mensaje está allí … solo tienes que saberlo descifrar. No te rindas!
————————————————————————————————————–Gracias por leerme, si necesitas profundizar sobre el tema me encuentras en todas las redes sociales!
Te dejo un bonus track- en el link dentro del artículo- para que escuches! espero te sirva el mensaje!